Renace a un cambio de Consciencia



La manera en la que nacemos nos marca para toda la vida y hoy que se celebra el nacimiento del cristo, es un buen día para reflexionar sobre aquello que quieres que renazca en tí. 

Qué es aquello que hoy se ilumina en tu interior para elevar tu consciencia?
Te dejo este fragmento del Libro “Ana, la abuela de Jesús: Un Mensaje de Sabiduría y amor” que muestra de una forma hermosa el alumbramiento de Yeshua, desde la perspectiva de las mujeres en sororidad asistiendo a María durante el parto.



“José subió en brazos a María Ana por las escaleras estrechas y la acostó sobre el camastro especial que habíamos preparado para el parto. José ya había mandado traer a Lucas quien actuaría como médico de cabecera en caso que hubiera alguna complicación…
El pequeño cuerpo de María Ana temblaba y jadeaba, sus contracciones se aceleraron y se hicieron cada vez más intensas al acercarse la media noche, le recordábamos continuamente que respirara y que empujara y que se relajara en los dolores de parto, en los momentos en los que no mascaba una raíz para disminuir el dolor, repetía mantras a su amado hijo para calmarlo a él y así misma, con los ojos vueltos hacia el santo de los santos, en el centro de su cerebro, rezó y entró en un estado muy profundo de trance.
Yo revisé la posición de Yeshua y vi que bajaba favorablemente por el canal de parto; las contracciones se intensificaron gradualmente a partir de la media noche, María Ana llevó el proceso con gran entereza para ser una doncella tan joven de tan sólo 16 años, la animé a que expresara tan sólo con sonidos los sentimientos que la envolvían; finalmente la vagina de María Ana comenzó a dilatarse dejando asomar la cabeza de Yeshua, había sido muy buena decisión preparar su cuerpo para el proceso de parto durante el mes anterior, debido a que no había experimentado la penetración de un hombre, la habíamos asistido mediante la aplicación de pomadas y masajes expandiendo los delicados tejidos a través de los cuales Yeshua estaba pasando ahora. Desde lo más profundo de mi ser surgió una progresión de sonidos, entoné la canción familiar del destino más alto que las sacerdotisas de Hator cantaban a las almas recién nacidas, muy alto encima de nosotros claramente visible como una estrella fija en los cielos estaba la Merkaba vest Elohim, huestes de ángeles dominaciones y elementales vinieron y permanecieron junto a nosotros, era como si toda la vida estuviera conteniendo la respiración a la vez que el silencio más profundo penetraba en el corazón mismo del cielo y la tierra. Y en aquel momento asomó su cabeza cubierta de rizos color castaño rojizo y pronto el resto de su pequeño cuerpo estuvo en mis manos.

“Gloria a Dios en las alturas, paz y buena voluntad para la humanidad”

Aquellos fueron los estribillos que escuchamos de las huestes angélicas, nuestra habitación brillaba con una luz dorada celestial.

“He aquí a mi hijo, en quién yo he venido a reunir mi rebaño, en él me complazco”

Fueron las palabras grabadas en nuestro corazón por el Dios altísimo.

Así es como recibimos al hijo del hombre y tal como él me había prometido y mostrado hacía más de un año, Yeshua había llegado a mis pequeñas manos de hecho era bendita entre las mujeres, así como lo era su preciosa madre…

… José había permanecido con nosotros durante todo el parto, aveces caminaba de un lado a otro, intentando no interferir en el trabajo de partería en el que las mujeres mayores estábamos absorbidas…
En el momento en el que Yeshua comenzó a salir, José estuvo inmediatamente a mi lado.
Mientras Isabel atendía la expulsión de la placenta de María Ana, puse suavemente a Yeshua sobre el vientre de su madre con el cordón umbilical todavía unido, después puse la placenta en aceites conservantes dentro de un recipiente especial para enterrarla después en una ceremonia. José se inclinaba sobre su hijo y su amada María como él la llamaba. Esperamos en silencio hasta que el pulso de vida del cordón umbilical que conectaba a María con su bebé finalmente se agotó y entonces cortamos y atamos el cordón umbilical y lavamos al recién nacido. ¡Ahí estaba! ¡Había nacido a salvo! Alabamos al Dios Padre Madre con todo nuestro corazón, mente y alma y oramos para tener la sabiduría y la fuerza necesarias para proteger y preparar a Yeshua Ben José para que pudiera lograr todo lo que había venido a hacer.
… Me doy cuenta mi querido amigo, de que mi historia se está volviendo cada vez más compleja, también me doy cuenta de que mucho de lo que estoy compartiendo contigo entra en conflicto con las historias hoy generalmente aceptadas por los cristianos; a pesar de que me arriesgo a crear conflicto y confusión en ti, mi intención es aportar claridad y amplitud de miras, hay muchas cosas que transmitir y te lo entrego, parte por parte, tema por tema, flujo de energía por flujo de energía; sin embargo, por favor no aceptes mi historia a ciegas dale la oportunidad de que actúe en tu corazón y luego en tu mente, te recuerdo que estas palabras están transmitidas de manera que puedan abrir y expandir tu consciencia a fin de que puedas encontrar alternativas, te corresponde a tí discernir la verdad de los que está contenido en este documento en función de su poder de elevar, transformar y potenciar tu propio conocimiento.
Más que ofrecer otra versión de la historia de Cristo, mi propósito más profundo es prepararte para la llegada del Cristo dentro de tu propio corazón, de esta forma estás siendo preparado para los cambios que se avecinan; por lo tanto abre tu corazón y recuerda las energías que has presenciado a través de tus sentimientos. Te diré a demás que yo estoy aquí contigo; el único propósito de mi venida hace mucho tiempo es estar aquí en este momento presente, no pienses que estoy lejos en el tiempo o en el espacio, o que lo que ocurrió hace dos mil años no tiene relevancia para ti hoy, ahora mismo estás en el proceso de re-escritura de tu historia pasada; de hecho algunos de vosotros habéis venido del futuro precisamente para ello. Yo soy Ana del Carmelo y he vuelto para dar testimonio del nacimiento de Cristo en tí, estoy aquí para recibirte, así como recibí al unguido hace dos mil años. Te proporciono una cronología de hechos he historias de personajes conocidos que has estudiado; sin embargo es más importante la transmisión de frecuencias de información que las palabras a través de las que proceden, si escuchas más allá de las palabras es posible que recuerdes quién eres realmente y des un paso para cumplir con tu misión, jugando tu parte en este gran drama de la ascensión planetaria que estamos co-creando juntos”.
Fragmento del Libro: “Ana, la abuela de Jesús: Un Mensaje de Sabiduría y amor” Claire Heartsong.

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