Día de la naturaleza
Hoy 3 de Marzo que es el día mundial de la
naturaleza me parece un buen momento para compartir uno de los objetivos
fundamentales de esta comunidad llamada Mujeres de la Tierra, proponemos la
reconexión con la naturaleza alineándonos con sus ciclos. Descubrir que esos
ciclos nos rigen internamente a cada uno de nosotros y que reconocer esa
relación dará balance y equilibrio a nuestro ser en todos los sentidos.
Estos ciclos forman
parte del macro y el microcosmos, tenemos en la naturaleza: Ciclos de cultivo,
Ciclos lunares, en las mujeres Ciclo menstrual, Ciclo de las estaciones, en
nuestro organismo el ciclo del sueño, y la vida misma es un ciclo interminable
de vida-muerte-vida.
Desde la
antigüedad, las sociedades se han regido por calendarios que aparte de medir el
tiempo significaban una representación simbólica de su cosmogonía, sus
tradiciones y la sacralidad que ello conllevaba.
El tiempo “sagrado”
era representado casi invariablemente en forma cíclica, de manera que cada
ciclo fin e inicio de ciclo representaba un momento de regeneración, de
comenzar de nuevo renovados.
En las culturas
ancestrales como las Nórdicas, los Celtas, los nativos americanos, y pueblos prehispánicos,
marcaban estos ciclos por las estaciones, de manera que se celebraban las
“fiestas” más importantes justo en los equinoccios y en los solsticios.
Algunas de estas
fiestas aún se conservan e incluso sobrevivieron a las conquistas sobre estos
pueblos. Ejemplos de estos son las fiestas de pascua e incluso la navidad.
Los ciclos de la
naturaleza eran muy importantes y regían a las sociedades porque en ellos está
inmersa la supervivencia y la vida misma. Ya que los ciclos de cultivo marcaban
parte importante de la alimentación y a su vez cada etapa del cultivo se
vinculaba con las etapas de la vida que de alguna forma también está inmersa en
un interminable ciclo de nacer, crecer, reproducirse y morir.
Es así que en estos
ciclos encontraron una forma de transitar a cada estación creando un vínculo
muy estrecho con la naturaleza, pues ella es la que da sustento y va marcando
la pauta de cómo prepararse interiormente para cada etapa.
Con el desarrollo
de las sociedades, todo se fue cubriendo de asfalto, las civilizaciones se
fueron adaptando a las jornadas laborales, donde lo que marcaba los compases
era la alarma de las fábricas y así hasta nuestros días, nos hemos ido
desconectando esos ciclos que eran una brújula dentro de nuestra evolución,
pues marcaban etapas de cambio y transformación.
De alguna forma esa
evolución no ha parado, pues el impacto de la tecnología y los avances de la
ciencia han hecho sociedades más longevas y ahora se pueden curar muchas
enfermedades y eso es muy positivo; aunque de alguna manera eso ha impactado en
una falta de consciencia sobre la idea de impermanencia, algunas veces llegamos
a creer que somos infinitos y que nuestro paso por esta vida durará por
siempre, vivimos en un mundo lineal, donde lo más importante es ser productivo
y donde lo que da más valor al ser es trabajar duro para conseguir ser
“exitoso” en una escala de valores que tienen que ver más con lo cuantitativo
que con lo cualitativo. Cuánto ganas? Qué modelo es tu auto? Qué puesto tienes?
Hemos evolucionado
tecnológicamente, pero en el área de lo humano a veces parece que el mundo ha
tenido un grave retraso; mi opinión muy personal es que esto se debe a que
hemos olvidado nuestro origen, estos ciclos que servían como guía son ahora
algo tan ajeno que ya no nos consideramos parte de la naturaleza, esto no
quiere decir que nos mudemos a una montaña y que vivamos como en el año 800, o
que todos se conviertan en agricultores otra vez. Sino que por lo menos en lo
existencial y en lo reflexivo nos permitamos hacer un trabajo de introspección
sobre estos momentos o etapas, porque están en todas partes incluso se asemejan
a las etapas de la vida del ser humano, aceptar cada ciclo es vital para tener
calidad de vida; hoy en día es muy difícil para algunos transitar hacia la
etapa de la senectud, pues estamos tan enfocados en la madurez y en la etapa de
productividad que cuando esta fase termina nos sentimos ajenos y sin validez en
este mundo. Hemos sobre valorado las etapas productivas que hemos quitado el
poder de la sabiduría de los ancianos, así como el invierno la senectud nos
invita a ir más lento tomando como enfoque la energía que nos da la experiencia
y las enseñanzas recibidas. Seríamos una sociedad distinta si cada uno
estuviera consciente del lugar que le corresponde en esta rueda de los ciclos.
Por eso es que
Mujeres de la tierra se enfoca en estos ciclos vitales, porque es de suma
importancia volver a conectar con nuestra naturaleza sabia, volver a conectar
con nuestro cuerpo, con nuestra psiqué, con nuestro corazón; en los círculos de
mujeres que guío la base son los ciclos lunares que tienen que ver con la
fertilidad y la energía femenina; estos ciclos son un mapa que nos muestra la
ruta que nos pide seguir nuestra naturaleza para estar en equilibrio. Estos
ciclos están inmersos en otros ciclos y a la vez todo se encuentra interrelacionado:
si soy consciente de mi mismo(a) y cuido
de mí, a la vez estoy cuidando de la naturaleza; si cuido de la naturaleza
también me estoy cuidando a mí.
Somos parte del cosmos y ser consciente de
esta conexión nos permite encontrar ese hilo que nos sostiene y nos guía hacia
nuestra evolución.
Lili Moon.
Mujeres de la Tierra.
*Tu equilibrio en los ciclos de la naturaleza*
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